- ¡Déjeme en paz! ¡¡Cretino!!
- ¿Seguro que no quiere un café?
- ¡No! Pero si quiere, vaya a tostar los granos usted
mismo?.
¡Ya está! ¡No hay duda! ¡Me ama!?, sólo tiene que aceptarlo.
No; ¡no sólo me ama!, me necesita para cuidarla de los demás hombres; todos
esos canallas, esos bandidos. Menos yo, por supuesto. Yo que te ofrezco mi
aliento a cambio de una palabra, mi corazón por el suelo que caminas ? no dudo
que te pasees como la luz sobre los mares ?, y mi dignidad por hacerte sonreír;
aunque sea a mis espaldas?., Si es que tú de noche debes ser la que dirige el
titilar de las estrellas; quien supervisa la danza de los amantes y la que
enciende en los valientes la locura. ¿Cuántas campañas se habrán dirigido en tu
nombre, por tu nombre y a causa de tus atributos?. Sí; sin duda eres mejor
arquitecta que las olas cuando moldean los acantilados, ¡desde donde yo me
lanzaría!..., desde donde yo me dejaría caer si de esa manera encuentro
siquiera tropezar contigo en una playa. ¿Pero qué tanto pienso? ¡Qué falta de
educación! No me he presentado. Tú eres Reina y yo plebeyo: mucho gusto, y a
tus pies, y por tus pies me arrastraría a buscar la flor más custodiada por las
bestias.
- El café, en la mañana, es bueno para comenzar el día.
-¿Usted es imbécil de nacimiento?... ¿o es asunto de
crianza?
¡Esa voz! ¡Dios mío, y qué excelente actriz!?, ¡Aguerrida!
Que bien esconde tras cada insulto el amor que siente por mí. ¡Y no sé de qué
se queja! Si es que ha sido ella quien me ha flechado en silencio y luego
clavado su mirada en mi espíritu. ¿Qué? ¿Será posible? ¿Me amarras para usarme
como prenda, y ahora la moda no te deja acariciarme? ¡Oh! ¡Que locura ha sido
insultar tus intenciones con el pensamiento! Perdóname; perdona el reproche mi
ninfa de la Tierra, airosa Atenea de los juglares, cúspide inalcanzable de la
excelencia, maestra innata de los colores, de la vida y sus toscos habitantes;
que nada tienen que ver contigo «espíritu intachable de la más profunda
Belleza» ¿perdóname, sí?
¿Qué quieres? ¿Qué podrías querer si lo tienes todo?
¿Dime?... ¿Cómo? Parece insulto; pero no todo lo que brilla es oro, ni todo lo
que se dice es lo que sale de la boca....!Con qué facilidad sabes escoger las
palabras! Entiendo que estás nerviosa y por eso me tratas así. Más que nerviosa
debes estar maravillada por haber encontrado un caballero digno de tus labios y
de tu piel; que de seguro le ha cedido su textura a la seda. Sí; no importa;
retuerce la daga amada mía; sigue presionando con tus manos de querubín el
puñal hasta que se parta, hasta que se haga parte de mi; como de ti es parte la
hermosura; como de ti la Luna espera que la veas para robarle el destello a tu
sonrisa, el Sol debe brillar menos cuando estás cerca. No; no me engañas. Con
ese cabello que se mueve como arco iris, y esos ojos; par de ollas rebosadas
por el oro en tus pupilas; no puedes ser una criaturita mentirosa !Los ángeles
como tú no pueden andar con farsas!...!No!
¿Pero insistes!
- ¡¡Es la última vez que se lo digo!! ¡¡Dé… je… me… en…
PAZ!!
¡Qué léxico! ¡Qué ingenio! Si es que no sé cómo podré vivir
después de este encuentro?, a pesar de que con el he nacido. Pareces hasta
espejismo palpitante en dulzura; ¿Dónde guardas cada suspiro que lleva grabado
tu rostro? ¿Dime, desde dónde germina la poesía que nace de tu voz? ¿Está en tu
Alma?, no creo; porque eres pura Alma y pura Esencia, y el Alma no tiene alma
que yo sepa; y si tiene, sin duda alguna debes ser tú -.
- Si no se va, voy a gritar..
- ¡Pero un café; a quien le cae mal un café?
¿Es que nunca te has visto en un espejo? No; tendrás miedo a
que se encapriche con tu imagen. Te comprendo. ¿Sabes? No quiero ser un hombre
extremista, pero creo que eres un milagro de la Naturaleza ¿ves que no soy de
los que exageran? podría haber dicho que eras el patrón de toda belleza; la
máscara que usa el amor para disfrazarse de los mundanos; que el mundo se
detiene mientras el Universo se rasga cada vez que alzas tu mano para
acariciarte el cabello; que el aire parece vivir a tu alrededor y la centella
detener su paseo para admirarte. Pero no diré nada de eso. Al fin y al cabo,
creo que me he quedado mudo; y lo más seguro es que me declare ciego para no
tener que ver otra cosa y así empañar tu recuerdo. Y dime ¿Qué anillo de bodas deseas?
¿Acaso uno tejido con nubes?, ¿o prefieres uno que encierre tu perfume y tenga
como piedra preciosa a la estrella Polar?
- ¡Policía! ¡Policía! ¡Alguien! ¡AUXILIO!
No pude escuchar lo último que dijiste?, tus labios ¡Como se
mueven! Parecen tener vida y haber diseñado su propia escala musical. Cada
línea de tu rostro escapa de mi entendimiento; cada facción tuya es un cuadro
al óleo que inmortaliza y dignifica un nuevo arte. ¿Dónde estabas amada mía? En
qué Paraíso te encontrabas latente a contraer matrimonio con cualquier lacayo,
si para lacayos éste que se fascina con sólo verte, y es capaz de vivir a tu
sombra por la eternidad sin recibir nada a cambio. ¿Y dime, cuándo fundaste la
Poesía? ¿A cuántos has tratado de enseñarle a ver la vida a través de las
palabras y construir los versos con la medida que dicta el corazón? De seguro
todos ellos son un fracaso, pero tal vez yo pueda ser tu mejor alumno o el
mejor de los que por ti han fracasado, ¿me dejarías intentarlo? ¡Vamos!
- Sí, oficial. Es éste tipo el que me está acosando con su
dichoso café.
- ¡Hey! ¡Tú! ¡De pies! ¿Qué, eres sordo? ¿Sabes cómo le
quitamos la sordera a los que son como tú? ¡¡A porrazos!!
¡Qué increíble! Siento que me muevo sin caminar. Debe ser
que estoy en tu mundo amada mía; en ese Universo que vive dentro de ti y
quieres compartir conmigo. ¡Hasta parece que me halan por lo brazos!...!Ah! Veo
que me voy lejos?, ¿por qué te quedas donde mismo? ¡Qué tonto soy! Perdona mi
falta de tacto, sabes que mi mayor defecto es ser hombre y no poder entender tu
exquisito plan. De seguro quieres que me vaya para que puedas hacer los
arreglos del matrimonio tu sola. Mejor así, porque soy muy malo en estas cosas
¡Volveré pronto!, te mando desde a aquí un beso porque en tus labios sé
que jamás lo serán ¡Hasta pronto! Trataré de lucir lo mejor posible durante la
ceremonia, tal vez invite a este buen hombre vestido de azul que me ha
acompañado a la calle sin yo darme cuenta. !Y no llores más! Desde hoy; yo
lo haré todas las noches por ti. Lástima que no me dijiste tu nombre; pero como
eres inconfundible tampoco lo necesito. En ese caso, sólo diré: Adiós, «Tú» aunque
lo más probable es que nunca más volvamos a encontrarnos, ni siquiera para que
me insultes o me odies; ni siquiera para tomarnos una taza de café.
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