Un mundo axiomático

Para hacer teología cristiana debemos partir de dos axiomas fundamentales:

PRIMERO: Dios existe.

SEGUNDO: Dios se ha revelado en la Biblia

En un sentido el primer axioma podemos asociarlo a la revelación general, esto es, la manifestación que Dios hace acerca de su existencia usando como medio las cosas creadas. Este tipo de revelación solo nos inclina a reconocer la existencia de un Ser Supremo, pero es débil a la hora de identificar su naturaleza (Es personal, único, inmutable....?)

En un sentido más amplio, el segundo axioma nos refiere a la revelación de la Bibila como la voz misma del Dios verdadero, principalmente a través de la persona y obra de Jesucristo. En la Escritura encontramos las enseñanzas fundamentales sobre las cuales podemos entender el propósito de El Creador con su creación, especialmente con el hombre. 

Estos axiomas no son una petición especial del cristianismo. Nos movemos en un mundo axiomático: usted no puede demostrar que existe, que en este momento no está soñando, la confiabilidad de sus sentidos, que el pasado no fue creado hace 5 minutos y todos sus recuerdos son creados, etc. Matemáticamente se puede demostrar hasta que existen cosas que la razón misma no puede probar. 

Así que vivimos en un mundo axiomático, pero quienes hemos tenido un encuentro personal con el Hacedor del Universo, entendemos que Dios es más que un axioma: es el Ser que brinda sentido y transcendencia a una existencia que de lo contrario carece del mínimo propósito, pues como diría el autor de "Crimen y Castigo": Sin Dios, todo es permitido.






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